Heidegger por Adolfo Vásquez Rocca
HEIDEGGER; ESCRITOS POLÍTICOS
Introducción Dr. Adolfo Vásquez Rocca

Escritos políticos de Martín Heidegger  [ 1933-1946 Publicado en 2006 © ]
INTRODUCCIÓN 
Referencia 
Citar (c):
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "HEIDEGGER Y SLOTERDIJK: LA POLÍTICA COMO PLÁSTICA DEL SER, NACIONALSOCIALISMO PRIVADO Y CRÍTICA DEL IMAGINARIO FILOAGRARIO" En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 21 | Enero-Junio.2009 (I) pp. 381-393. http://www.ucm.es/info/nomadas/21/avrocca.pdf
VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "EL ARTISTA COMO DICTADOR SOCIAL O EL POLÍTICO COMO ESCENÓGRAFO", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, NÓMADAS Nº (I) 31 | Julio-Diciembre 2011, pp. 369-386
http://www.ucm.es/info/nomadas/31/adolfovasquezrocca_3.pdf 
 Filosofía y Política en Heidegger
Introducción
 1.-
En
 estos discurso puede estar la clave “teórica” del compromiso de Martín 
Heidegger con el III Reich, compromiso político-académico que le hace 
prestarle su voz al Nacionalsocialismo como único proyecto cultural para
 el resurgimiento de Alemania.
El
 III Reich como “obra de arte” tendrá en la alocución de Heidegger del 
23 de noviembre de 1933 su aclaración política. “El arte sólo llega al 
gran estilo cuando incluye totalmente la existencia del pueblo en la 
marca típica de su esencia”. De esta forma, la constitución del Estado 
aparecerá como una obra de arte.
Y
 ante los estudiantes de Tubinga, el 30 de noviembre de 1933, Heidegger 
describía el proceso de conquista de la nueva realidad, afirma 
Safranski, “como si se tratara del nacimiento de una obra de arte” 
porque quien “lucha” es como si estuviera “en el interior de una obra 
que surge”. El artista-ciudadano del Reich se transforma en 
“copropietario de la verdad del pueblo en su Estado”. De ahí el proyecto
 heideggeriano sobre “el campamento de la ciencia” al servicio del 
auténtico saber alemán; proyecto que se llevó a cabo durante los días 4 
al 10 de octubre de 1933, al pie de la cabaña de Todtnauberg. De la Nota
 de trabajo en la que estoy me parece seria y ajena a las críticas ad 
hominem; me importa el caso Heidegger por el problema filosófico que 
conlleva. Y voy entendiendo que este filo de la navaja en donde aparecen
 como inextricables cultura y barbarie, hermenéutica y violencia, tiene 
en la esteticización del pensamiento una clave importante para entender 
ciertas analogías entre el renovador estilo cultural del nazismo y la 
experiencia artística de la política que hay en Heidegger en tanto, para
 definirla con Richard Wolin, “política del Ser”.

2.- Llamamiento internacional por la apertura de los Archivos Heidegger
Heidegger
 Wars, un introducción: Parafraseando a Nietzsche, podría perfectamente 
decirse que, desde diversos puntos de vista, Martin Heidegger ha sido, 
desde 1933, un campo de batalla más que un filósofo. La controversia 
sobre su relación con el NSDAP, el partido nacionalsocialista, y su 
admiración fanática por Adolf Hitler, aunque parezca reciente, es de 
vieja data: ya Herbert Marcuse, su antiguo asistente, en una fecha tan 
temprana como junio de 1934, en las páginas de la revista del “Institüt 
für Sozialforschung”, el Zentralorgan de la Escuela de Frankfurt, había 
escrito un punzante ensayo donde la ontología existencial de Heidegger 
se ubicaba naturalmente en la corriente antiliberal de la nueva derecha 
alemana. En Italia un consternado Benedetto Croce, que resistía 
dignamente al fascismo de Mussolini, en septiembre de 1933 concluía 
consternado: “…Finalmente, he leído por completo el discurso de asunción
 al rectorado de Heidegger, que es necio y al vez servil. No me admira 
el éxito que su filosofar tendrá durante un tiempo: lo vacío y lo 
general siempre tiene éxito, pero no produce nada. Creo que en la 
política no podrá tener ningún efecto; pero deshonra a la filosofía, y 
eso es una lástima también para la política, por lo menos, para la 
futura…”. En Francia ya en 1933 el filósofo personnaliste Arnaud Dandieu
 había notado la afinidad esencial entre el nacionalsocialismo y el 
pensamiento de Heidegger en la “Revue d’Allemagne”; Paul Nizan arremetía
 contra el fino pornógrafo André Malraux por su filosofía oculta 
reaccionaria en su novela “La Condition Humaine” (1933), Prix Goncourt, 
derivada ingenua y acríticamente de “Ser y Tiempo”; en 1936 la “Nouvelle
 Revue Theologique” publicaba una recensión con la firma de Henri 
Thielemons en la cual se exponía los elementos comunes entre la 
filosofía de Heidegger y la “métaphysique du Nazisme”; en 1938 el 
filósofo Jean Wahl, que luego en su condición de judío pasaría por los 
campos de la muerte, abría su course de filosofía expresando su 
indignación por la función pública de Heidegger en el IIIº Reich y su 
uso de la jerga existencial para imponer el “FührerPrinzip”. Georges 
Bataille, en un libro inconcluso, llamaba directamente por primera vez a
 Heidegger philosophe du fascism.
Habría
 que esperar la finalización de la Segunda Guerra Mundial, fines de 
1944, gracias al trabajo de difusión paradójico de uno de los epígonos 
de Husserl y Heidegger en Francia, Jean Paul Sartre, quien en su revista
 “Les Temps Modernes”, re-lanzó el “Fall-Heidegger” y un poco más tarde,
 entre 1946 y 1947, publicó el seminal ensayo de Karl Löwith (otro 
antiguo discípulo), escrito en 1939, “Les implications politiques de la 
Philosophie de l’Existence chez Heidegger”, en el número 14 del mes de 
noviembre. Como respuesta, en el número de julio de 1947, le intentaron 
responder a Löwith, en lo que podría considerarse la primera defensa en 
regla de los heideggeriannes, dos filósofos, el belga A. de Waelhens, 
traductor del último Husserl y de Heidegger, y el franco-alemán Eric 
Weil, un antiguo alumno de Cassirer.
Un
 segundo momento se inició en 1953, con motivo de la re-edición de las 
lecciones de 1935: Einführung des Metaphysik, en las cuales las 
referencias originales a la verdad interna y grandeza del movimiento 
nacionalsocialista (“…inneren Warheit und Grosse das NS…”) fueron 
grotescamente intertextualizadas, por el mismo Heidegger, con paréntesis
 y aclaraciones justificatorias; en el escándalo posterior intervino con
 perplejidad y asombro un desconocido y joven doctorando en filosofía, 
Jürgen Habermas. Por primera vez, desde la “èpuration” de 1945, 
Heidegger se ve obligado a aparecer en público, contestando con una 
carta al diario Die Zeit, año 18, #39, del 24 de septiembre de 1953, 
titulada: Wie liest man 1953 Sätze von 1935?, las acusaciones de haber 
tergiversado la edición original de 1935.
La
 tercera estación se desató después de la publicación de una sucesión de
 libros que, poco a poco, profundizaban, tanto analítica como 
filológicamente, en la relación Heidegger-NS-Staat; en orden de 
aparición salieron a la luz: el injustamente olvidado libro documental 
de Guido Schneeberger (1962); un poco después, casi simultáneamente, el 
clásico ensayo de Theodor Adorno (1964) sobre la jerga de la 
autenticidad y el de A. Schwan (1965). El impacto sobre la opinión 
pública en Alemania fue de tal magnitud, superando incluso al escándalo 
de 1953, que obligó a Heidegger a romper su obligado ostracismo y 
otorgar a la revista “Der Spiegel” una larga y famosa entrevista 
meticulosamente planificada en 1966. Simultáneamente, en la revista 
parisina “Critique”, durante 1966 y 1967, se pone en práctica la primera
 defensa en línea de los heideggerianos franceses, encabezados por 
François Fédier, la mano derecha y discípulo del polémico antisemita, 
l’ambassadeur de Heidegger en France Jean Beaufret, donde se ataca 
histéricamente y en bloque, a los libros de Schneeberger, Adorno, Schwan
 e incluso un libro poco conocido, y nunca traducido al francés, de P. 
Hühnerfeld, In Sachen Heidegger. Versuch über deutsche Genie, editado en
 1959. Al artículo de Fédier le contestaron, en el número de julio de 
1967, Robert Minder, Jean Pierre Faye y Aimé Patri. Luego el debate 
sobre el “Fall-Heidegger” poco a poco decae, entra en un período de 
latencia y dormita casi una década, tanto en Alemania como en Francia.
La
 cuarta fase de la controversia la inauguran una serie de 
investigaciones que se inician con las sucesivas y decisivas pesquisas 
debidas al historiador friburgués Hugo Ott en 1983, el conocido libro de
 Victor Farías de 1987 y lo cierra las biografías menores del 
historiador revisionista Ernst Nolte en 1993 y Rüdiger Safranski en 
1994. Hay que reconocer que fue gracias al “pathbreaking” del libro de 
Farías, que incorporó e hizo masivas las revelaciones terminantes de Ott
 que hasta ese momento solo habían aparecido publicadas en revistas 
institucionales y boletines locales de Freiburg, inaccesibles para el 
lector profano. Sería por medio de su trabajo archivista incansable que,
 por primera vez desde 1945, en el “Fall-Heidegger”, la cantidad de 
hechos, datos e informaciones se trastocarían en calidad. Este hecho dio
 como resultado que el carácter de la dedicación y el compromiso 
político total de Heidegger con el NSDAP primero, y con el NS-Staat 
después, se transformará en un hecho incontrastable, indiscutible y 
premisa de cualquier debate serio sobre el caso. La incompleta fuente de
 datos sobre el período 1930-1945 en la vida de Heidegger, muchas veces 
planificada, había permitido, antes del “corte epistemológico” de Ott en
 1983, tanto a la hagiografía heideggeriana como al mismo Heidegger, 
salvar decorosamente la ropa sucia de su reputación profesional y 
clausurar todo intento de interconectar su filosofía con la política 
nacionalsocialista durante casi 30 años. La defensa del Meister sólo 
repetía, con variaciones personales, las muletillas, las deformaciones y
 las pequeñas omisiones del canon establecido por Heidegger en el 
interview de la revista “Der Spiegel”. Se podría decir, sin exagerar, 
que es a partir de Ott, y gracias su divulgación masiva vía Farías, que 
en el debate sobre el compromiso y la profundidad de la relación entre 
Heidegger y el NSDAP, se ha abierto paso la más importante cuestión 
filosófica: de cómo y de cuánto está implicada la ontología 
heideggeriana en la decisión política resuelta por el 
nacionalsocialismo. ¿Se puede extender este apoyo incondicional al 
NS-Staat, como acto filosófico, hasta el pensamiento primigenio de 
Heidegger, incluyendo su magnum opus trunca “Sein und Zeit”?.
 Los Archivos Heidegger
Los
 llamados “Archivos Heidegger” se encuentran cerrados hasta el año 2026,
 a gran parte de los investigadores, ya que su hijo y albacea Hermann 
sólo concede autorización a aquellos que demuestren ser suficientemente 
confiables. Fue de esta manera que prohibieron el acceso a los archivos a
 Víctor Farías, autor en 1987 de un libro pionero sobre la relación 
entre Heidegger y el nazismo. Por lo tanto, la verdad sólo aparece muy 
lentamente. Ha sido necesario, por ejemplo, que hubiéramos reprochado a 
sus hijos el haber ocultado que Heidegger había votado por el partido 
nazi desde el año 1932 para que lo reconocieran públicamente mucho más 
tarde en una carta enviada al Frankfurter Allgemeine Zeitung el 15 de 
noviembre de 2005.
Nuevos
 elementos, sin embargo, son aportados por una antología de cartas con 
su esposa Elfride Petri. Esas cartas son abrumadoras. Se descubre en 
efecto la radicalidad del antisemitismo y del racismo que habita en 
Heidegger a partir de la década de 1910. He aquí lo que dice el 18 de 
octubre de 1916, en plena guerra, a la entonces su novia: “El 
‘enjudiamiento’ de nuestra cultura y de las universidades es en efecto 
espantoso y pienso que la Raza alemana debería encontrar suficientemente
 una fuerza interior para llegar a la cumbre” („Die Verjudung unsrer 
Kultur u. Universitäten ist allerdings schreckerregend u. ich meine die 
deutsche Rasse sollte noch soviel innere Kraft aufbringen um in die Höhe
 zu kommen.“ „Mein liebes Seelchen !“ Briefe Martin Heideggers an seine 
Frau Elfride 1915-1970, hg. von Gertrude Heidegger, Munich, 2005, p.51).
 Para que la Rasse alemana llegue a la cumbre necesita un Líder, un 
Caudillo (Führer). A este respecto, muy pronto, Heidegger decidió tomar 
partido: en su carta del 17 de octubre de 1918, deplora “la pérdida 
completa de objetivo y el vacío” en “la vida y la constitución del 
Estado” alemán y concluye: “yo reconozco cada vez de manera más urgente 
la necesidad de un Caudillo (Führer)”.
Por
 otra parte la leyenda de un Heidegger apolítico es barrida por las 
pruebas presentadas en esta correspondencia. En una carta del 2 de 
octubre de 1930, comentando un juicio a tres oficiales del Reichswehr 
(el ejército de la República de Weimar) acusados de alta traición por 
formar una célula nazi, Heidegger le confiesa a Elfride que posee ya el 
último ejemplar del diario nazi oficial, el “Völkischer Beobachter, 
Diario de combate del Movimiento Nacionalsocialista de la Gran Alemania”
 y que se alegra que “el proceso de Leipzig parece que finalmente caerá 
sobre los famosos acusadores”. Es pues de un diario nazi de propaganda 
en el cual Heidegger confía para informarse de la actualidad política y 
comentarla. Si Heidegger critica, coincidiendo con el incondicional 
filósofo nazi Alfred Baeumler al que menciona en muchas cartas de este 
período, el nivel cultural de los nacionalsocialistas y su prensa, no es
 obstáculo para que destaque que “el Movimiento tiene su misión” (carta 
del 18 de julio de 1932).
El
 antisemitismo profundo de Heidegger se puede ver también en sus 
reflexiones sobre Karl Jaspers y sobre el afecto profundo que siente 
éste por su mujer, una judía. “Me enfurece ver cómo puede este hombre, 
puramente alemán, con el instinto más auténtico y que percibe la más 
alta exigencia de nuestro Destino […] seguir vinculado a su mujer”. “Es 
en su relación original con los Griegos”, prosigue a Heidegger, “que la 
metafísica del Dasein alemán podrá convertirse en activa”, y “Jaspers 
piensa demasiado indudablemente en función de la humanidad” (carta del 
19 de marzo de 1933). En resumidas cuentas, Heidegger querría que el 
Dasein alemán renunciara a todo pensamiento sobre la humanidad como tal y
 eliminara todo vínculo con los judíos, para estar vinculado 
exclusivamente a una Grecia mythifiée.
También
 se revelan en qué términos Heidegger realiza comentarios sobre la 
Segunda Guerra Mundial: el 18 de mayo de 1940, en el mismo momento que 
las tropas panzer del IIIº Reich se despliegan sobre Holanda, Bélgica y 
Francia, Heidegger se congratula de que los alemanes conciban “la 
soberanía total de la Técnica” de manera muy diferente que en 1917, y no
 duda en hablar de la “legalidad interior de la tecnificación 
incondicionada de la guerra” ¡Distamos mucho de sus discursos después de
 1945 sobre el carácter errante de la Técnica planetaria asimilada al 
nihilismo!
Ahora
 bien las observaciones antisemitas y racistas de Heidegger tienen 
asimismo repercusión en la misma obra. Las fórmulas de 1916 citadas más 
arriba sobre el “enjudiamiento” (Verjudung) y sobre la raza alemana 
constituyen, en efecto, el esbozo de un programa de dominación racial 
que expondrá una quincena de años más tarde en sus cursos de filosofía, 
mientras Hitler se mantiene en el poder. Habla entonces de “explotar con
 profundidad las posibilidades fundamentales de la Esencia de las raíces
 originalmente germánicas y conducirlas hasta la dominación” 
(Gesamtausgabe, t.36/37, p.89). Mientras tanto se dedicó en su curso del
 semestre de verano 1927 a destruir el concepto de género humano, 
proponiendo traducir el genos griego por las palabras “raza, linaje” y 
hablando en adelante con el plural “orígenes”. El mismo año afirma en 
“Ser y Tiempo” que el Dasein auténtico debe ser entendido como Comunidad
 (Gemeinschaft), como Pueblo, y que éste debe elegir él mismo “a su 
Héroe” con el fin de “volverse libre para la continuación del combate”. Y
 a partir del invierno 1929-30, en el curso titulado los “Conceptos 
fundamentales de la Metafísica”, donde desafía a lo que nombra como “el 
embrollo político” de la Alemania de Weimar y llama a “ser duros”, 
abandona la cuestión “¿Qué es el hombre?” por la de “¿Quiénes somos 
Nosotros?”. En 1933-34, precisa en sus cursos que el “Nosotros” sólo 
designa al pueblo alemán, sólo él puede tener aún un “Destino”. También 
en dicha fecha aclara en un seminario que lo que designa como “Salud del
 Pueblo”, se refiere a “la unidad de Sangre y Origen” y a la “Raza”.
Si
 nos referimos al conjunto de los textos citados más arriba, es 
extremadamente preocupante ver que tanto “Ser y Tiempo” como los dos 
cursos de los años 1927 y 1929-30, han sido incluidos por primera vez en
 el programa de la Agrégation en filosofía en Francia. ¿Era necesario 
endilgar a la Universidad francesa tal carga? ¿El pensamiento no 
necesita hoy otro tipo de fundamentos?
Se
 desearía al menos que esta situación propiciara una reconsideración a 
fondo de los escritos de Heidegger. Ahora bien, para que se haga la luz 
sobre sus intenciones profundas y sobre su implicación en el nazismo, 
resulta indispensable que todos los investigadores tengan acceso al 
conjunto de los archivos de los intelectuales más comprometidos con el 
hitlérisme, para comenzar por los archivos Heidegger de Marbach y los 
archivos Baeumler de Munich. Se sabe, en efecto, por una carta a 
Elfride, que Baeumler continua manteniendo intercambio epistolar con 
Heidegger en 1943, el mismo año en el cual aparece su elogio de Alfred 
Rosenberg. Sin embargo, la carta a Baeumler no se hace pública. El 
Presidente de la República Francesa ha mostrado el ejemplo 
desclasificando, en 1988, el expediente Heidegger conservado en los 
archivos del Quai d’Orsay. Esta es la razón por la cual lanzamos una 
llamada solemne a los responsables, tanto alemanes como europeos, para 
que el derecho a la verdad histórica y filosófica esté por fin 
garantizado y que, sesenta años después del final del régimen nazi, 
estos archivos estén abiertos a todos los investigadores.
Dr.
Emmanuel Faye, Maître de Conférences en Filosofía, Université de
Paris X-Nanterre. Ha publicado entre otros libros “Philososphie et
perfection de l’homme. De la Renaissance à Descartes” (Vrin, 199
 y “Heidegger, l’introduction du nazismo dans la philosophie”
(Albin Michel, 2005).

3. Precisiones y atenuantes; La defensa filosófica del pensamiento de Heidegger.
El
 desprecio por las posiciones políticas de Martin Heidegger no puede ser
 sino necesaria y está fuera de toda duda. Pero el intento de cubrir de 
fango nacionalsocialista Sein und Zeit (y con ello me refiero también al
 propio Heidegger en el tristemente famoso discurso del rectorado, y a 
otros pensadores, se llamen como se llamen), en un acto descaradamente 
revisionista y simplificador, y que por cierto oculta la sonrojante 
incapacidad de enfrentarse al texto en su ámbito originario, esto es, en
 su ámbito radicalmente filosófico, es igualmente deleznable. Heidegger 
ya había comprendido la Sexta Investigación Lógica de Husserl, crucial 
en Sein und Zeit, probablemente antes de 1915; la terminología 
ontológica que define el giro hermeneútico de su fenomenología comienza a
 estar formulada en 1922; la conferencia Der Begriff der Zeit (1924) es 
la primera avanzadilla de Sein und Zeit. La segunda, Prolegomena…, de 
1925. Ese mismo año Hitler es encarcelado. Para cuando Mein Kampf tenga 
eco social, pienso, Sein und Zeit ya habrá sido redactada. De todas 
formas, las fechas carecen de interés cuando uno lee Sein und Zeit: la 
propia obra es el más poderoso argumento que rebate la supuesta 
orientación nazi de la ontología fundamental. Siempre que uno se acerque
 a ella con un mínimo de honradez intelectual, claro. No vale ver en el 
“ser-total” del Dasein, por ejemplo, una metáfora de la “Gran Alemania”.
 La ontología es totalizadora per se (desde Aristóteles), precisamente 
porque es ciencia de (todo) “lo que es”.
HEIDEGGER; ESCRITOS POLÍTICOS. LA POLÍTICA COMO PLÁSTICA DEL SER, NACIONALSOCIALISMO PRIVADO Y CRÍTICA DEL IMAGINARIO FILOAGRARIO Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
La política como arte; 'belleza' convulsiva y proyecto nacionalsocialista.

 Adolfo Vásquez Rocca
"La belleza convulsiva será erótico-velada, explosivo-fija, mágico circunstancial o no será"
 André Breton
Vanguardia nihilista y belleza convulsiva.
El
 entreacto es la vanguardia y uno de los primeros elementos que debe 
considerar cualquiera que se acerque a ellas con serio afán de 
entenderlas es su condición teatral. La vanguardia es  teatralización como estado puro de nuestra afectividad.  
Los
 postulados vanguardistas concernientes a la imagen y a la teoría 
literaria se establecen por contraposición a los postulados estéticos 
decimonónicos.  
En
 todo esteticismo, en toda decoración, se esconde cierto  cinismo y 
escepticismo, de ahí su caractrer historicista  y su maniaco 
revisionismo.  El barroco de este realismo que olvida la realidad es 
precisamente neo-romántico y es este 'clima' el que da lugar al 
renacimiento de los nacionalismos. Los nacionalismos del siglo pasado 
resultan impensables sin la imagen. Leni Riffensthal1,
 la cineasta del nacionalsocialismo, lo entendió perfectamente. Ella se 
encargo de documentar esas "performances" que eran los desfiles 
militares y los mítines nazis. Registró en El poder de la voluntad a los grandes batallones nacional socialistas atravesando Berlín.  
 
Hitler vivió el Kitsch sangriento de Nerón que estableció un artificio pirotécnico en Roma a cuenta de cuerpos
 humanos. Nada muy distinto al exterminio masivo de prisioneros en las 
cámara de gas, donde muchos morían de asfixia por aplastamiento antes 
que se liberara el gas letal.
Sin
 duda alguna las manifestaciones dadaístas, surrealistas y 
situacionistas, comparadas con la "poesía" hitleriana, fueron un 
"simple arrebato neorromántico". La mayoría de historiadores, artistas e
 intelectuales, cierran los ojos ante la evidencia histórica. Esto –que–
 haría enfurecer a André Bretón, sin embargo-que duda cabe- es una 
paradójica verdad; aquí el papa del surrealismo es engañado por su 
propio truco. André Bretón, el hombre que sólo aceptaba como arte el 
libre fluir del inconsciente sin ningún tipo de censura estética, moral o
 lógica; el hombre que había proclamado que el acto surrealista por 
excelencia era bajar a la calle empuñando un revólver y disparar al azar
 contra la muchedumbre, este mismo hombre, expulsa a Dalí del 
surrealismo por pintar El enigma de Hitler, y se escandaliza cuando otro
 miembro del grupo surrealista, sin ningún tipo de motivación, quema la 
puerta de su casa, con grave riesgo de provocar una gran catástrofe.
Tampoco
 pueden leerse las memorias de Luis Buñuel sin sentir un poco de 
vergí¼enza por su idiotez ejemplar. En ellas nos cuenta como la gente 
vio lirismo y poesía (se refiere a la película Un chien andalou, 1929) donde sólo había una vehemente apología del asesinato.
Más
 allá de las ironías supuestas, debemos reconocer que sí bien los 
dadaístas fueron los primeros, los originales, los creadores de la 
expresión más pura y violenta del arte del siglo XX, es también 
necesario reconocer que Hitler fue un "dadaísta" colosal, el más 
espectacular. aunque también, que duda cabe, el más siniestro y macabro.
 Fue precursor de los happenings thanaticos. Un 
"situacionista aventajado" para el cual la vida diaria era una locura 
desatada; un payaso obcecado para el que sólo existía una única 
realidad: ejemplo proteico de una actitud férrea, sintética e 
indivisible, que no observó jamás que pudiera haber diferencia alguna 
entre la vida, la política y el arte. ¿Cómo un asesino en masa pudo ser
 quien anticipará estas ideas que están a la base de la posición de 
cierta vanguardia nihilista?
Heidegger y el nazismo.
Al
 momento de considerar el Nacionalsocialismo como proyecto cultural 
-como el "Detonante iconográfico y operístico de la política de masas"2
 resulta oportuno considerar los discursos políticos de 1933 
pronunciados por Heidegger, clave "teórica" del compromiso de Martín 
Heidegger con el III Reich, compromiso político-académico que le hace 
prestarle su voz al Nacionalsocialismo como único proyecto cultural para
 el resurgimiento de Alemania.
El
 III Reich como "obra de arte" tendrá en la alocución de Heidegger del 
23 de noviembre de 1933 su aclaración política. "El arte sólo llega al 
gran estilo cuando incluye totalmente la existencia del pueblo en la 
marca típica de su esencia". De esta forma, la constitución del Estado 
aparecerá como una obra de arte.

Y
 ante los estudiantes de Tubinga, el 30 de noviembre de 1933, Heidegger 
describía el proceso de conquista de la nueva realidad, afirma 
Safranski, "como si se tratara del nacimiento de una obra de arte"3
 porque quien "lucha" es como si estuviera "en el interior de una obra 
que surge". El artista-ciudadano del Reich se transforma en 
"copropietario de la verdad del pueblo en su Estado". De ahí el 
proyecto heideggeriano sobre "el campamento de la ciencia" al servicio 
del auténtico saber alemán; proyecto que se llevó a cabo durante los 
días 4 al 10 de octubre de 1933, al pie de la cabaña de Todtnauberg. De
 la Nota de trabajo en la que estoy me parece seria y ajena a las 
críticas ad hominem; me importa el caso Heidegger por el problema 
filosófico que conlleva. Y voy entendiendo que este filo de la navaja en
 donde aparecen como inextricables cultura y barbarie, hermenéutica y 
violencia, tiene en la esteticización del pensamiento una clave 
importante para entender ciertas analogías entre el renovador estilo 
cultural del nazismo y la experiencia artística de la política que hay
 en Heidegger en tanto "política del Ser". Leamos a Heidegger:  "El 12 de noviembre, el pueblo alemán
 entero va a escoger su futuro. Este futuro está ligado al Fí¼hrer. El 
pueblo no puede elegir el futuro únicamente sobre la base de lo que se 
llama consideraciones de política exterior, deposite en la urna una 
papeleta inscrita con un "sí" sin incluir en este "sí" al Fí¼hrer y al
 movimiento que son uno solo, incondicionalmente con él. No está de un 
lado la política exterior y del otro la política interna. Hay una 
única voluntad, la que quiere la existencia plena y total del Estado. 
Esta voluntad, llegó con el Fí¼hrer al despertar a su pueblo entero, y 
es la que él ha fundido en una única decisión".
Hitler y las masas; Los asesinos están entre nosotros.
 Ahora
 bien, a la hora de intentar explicar el fenómeno cruento que constituye
 el nazismo, el auge y desarrollo del Tercer Reich, con su maquinaria de
 exterminio, gran parte de los historiadores ignoran o minimizan el 
factor psicológico que esta a la base de estos fenómenos de masas. Ello 
queda demostrado porlas notables lagunas que se dejan entrever en el 
conocimiento de la historia alemana, desde la primera guerra 
mundialhasta el triunfo final de Hitler.
 Aunque
 ello es así, esos factores políticos, sociales y económicos no bastan
 para explicar el profundo impacto de Hitler en la población alemana. De
 manera significativa, muchos observadores alemanes se negaron hasta el 
último momento a tomar a Hitler en serio, y aun después de su 
advenimiento al poder juzgaron al nuevo régimen como una aventura 
transitoria. Tales opiniones indican, por lo menos, que en la situación 
interior existía algo inexplicable, algo que no podía inferirse de las
 circunstancias comprendidas dentro del campo normal de visión.
 Esta
 fuerte oposición ideológica que resistía a Hitler tiende a sugerir que
 fue un puñado de fanáticos y gángsters el que logró sojuzgar a la 
mayoría del pueblo alemán. Esta conclusión no se ajusta a los hechos. 
En lugar de resultar inmune al adoctrinamiento nazi, la mayoría de lo 
alemanes se plegó al gobierno totalitario con tal presteza que no podía
 ser un simple resultado de la propaganda, mientras el fascismo italiano
 era una especie de representación teatral, el nazismo asumió aspectos 
de religión.
 Era
 un espectáculo desconcertante: por un lado los alemanes se resistían a
 darle las riendas a Hitler y por el otro estaban completamente de 
acuerdo en aceptarlo.Tales actitudes contradictorias surgen 
frecuentemente de conflictos entre las demandas de la razón y las 
urgencias emocionales. Puesto que los alemanes se oponían a Hitler en 
el plano político, su extraña predisposición por el credo nazi debe 
haberse originado en disposiciones psicológicas más potentes que 
cualquier escrúpulo ideológico.
 El
 fascismo es un fenómeno absolutamente develador. Muy raras veces nos ha
 ofrecido la larga y tortuosa historia de la naturaleza de los partidos 
modernos un ejemplo tan significativo de las necesidades interiores de 
la masa respecto a su 'culto al héroe' como la ofrecida por el fascismo y
 el nazismo. Una confianza absoluta, ciega y una ardiente veneración, he
 aquí lo que ofrece este partido a su Fí¼hrer, a su Duce.
 Esto,
 el fenómeno del 'culto al héroe', pone de manifiesto que en las oscuras
 turbas humanas existe un aspecto que no cesa de soñar en una 
luminosidad más grande. En la práctica, las masas desarrollan su propia 
forma de idealismo e imponen de vez en cuando su voluntad de 
ensalzamiento del héroe sin hacerla objeto de discusión.
 Pero
 ningún culto a la persona resulta más ilustrativo de la idealización 
horizontal que aquel del que fue objeto Hitler. Este fenómeno, en lo 
esencial, nunca fue otra cosa que la autoidolatría de una ávida 
mediocridad apoyada por la figura del Fí¼hrer como medio de culto 
público. También el culto a la persona constituye una fase del programa 
de desarrollar la masa como sujeto. De ahí que, a la vista del fenómeno
 de la generalización constante de la comunicación en los Estados 
nacionales, sea lícito comprender a los héroes de la época burguesa y 
de masas, sean dictadores clásicos o populares, como testimonios de que 
los individuos también podían intervenir en calidad de medios de masas.
 Por esta razón, el culto al genio y el culto al Fí¼hrer pudieron 
intercambiar de manera intermitente su forma sin complicaciones.Con 
todo, tuvo que actuar el peculiar talento alemán para la auto-hipnosis 
para escenificar esa luna de miel entre idealismo y brutalidad que 
originó, en los embriagadores albores de la "Revolución Nacional" de 
1933, ese clima de ilusión tan especial para las masas. Fue Thomas Mann 
quien supo expresar esta situación en términos de minoría de edad 
cuando él, en septiembre de 1939, ya dispuesto a emigrar a los Estados 
Unidos, realizó el diagnóstico de que los alemanes eran un pueblo que 
idolatraba la falta de formación y la barbarie".Esta idolatría, no 
obstante, no era más que una forma de desvío del deseo de 
reconocimiento. Todo aquel que desde la distancia histórica pretenda 
comprender el efecto producido por Hitler tiene que renunciar al intento
 de investigar al dictador como una figura dotada de una personalidad 
demoníaca.

 La
 específica adecuación del papel desempeñado por Hitler en el 
psicodrama alemán no estriba en sus extraordinarias aptitudes o en su 
reconocido carisma, sino, antes bien, en su incomprensible y evidente 
vulgaridad, por no hablar de su consecuente disposición a vociferar sin 
rebozo alguno delante de grandes multitudes. Hitler parecía llevar de 
nuevo a los suyos a una época en la que gritar todavía servía para 
algo. Desde este punto de vista, fue el artista de la acción más exitoso
 del siglo,un exitoso artista de la acción y de la puesta en escena de 
masivas liturgias hipnóticas.
 Peter
 Sloterdijk describe el desenfreno y la violencia política a flor de 
piel en la luna de miel entre el idealismo y la brutalidad. Hannah 
Arendt pone el final: un salto mortal al primitivismo. Individuos 
impotentes y desorganizados que se dejan dominar y alcanzan un desamparo
 organizado: esos son los que perciben a la figura humana bajo el sello 
de la insignificancia cósmica, como lo señalara Niklas Luhmann.
 Es
 en este plano horizontal de resonancia ya apuntado donde se asienta la 
continuidad funcional existente entre el culto al líder de las masas 
encaminadas a la descarga durante la primera mitad de nuestro siglo y el
 culto al estrellato de las masas ansiosas de entretenimiento que surge 
en su segunda mitad. El misterio que envuelve tanto al antiguo líder 
como a las estrellas de nuestra actualidad reside precisamente en el 
hecho de ser tan similares entre sí ante sus embotados admiradores, 
tanto que alguien involucrado apenas podría llegar a barruntarlo. 
Aunque también los mismos eminentes intelectuales alemanes llegaran a 
participar en este salto mortal al primitivismo" esta situación en 
absoluta desacredita la mencionada conexión; pone de manifiesto, más 
bien, la superficie de contacto que permitió la "alianza entre vulgo y 
elite".Es en este terreno donde, según el diagnóstico de Ana Arendt, la 
impotencia desorganizada de innumerables individuos se trueca en el 
"desamparo organizado" de una mayoría que se deja dominar tanto por los
 movimientos totalitarios como por los medios de entretenimiento 
totales.
 En
 lo que concierne a las aptitudes de Hitler, el diagnóstico es claro. 
Mientras cumplió sus labores como Fí¼hrer, no actuó en absoluto como la 
ensalzada contrafigura de una masa guiada por él mismo, sino como su 
delegado y catalizador. En todo momento adoptó el mandato imperativo de 
la vulgaridad. No alcanzó el poder gracias a algún tipo de aptitudes 
excepcionales, sino merced a su inequívoca grosería y a su manifiesta 
trivialidad. Si algo había de especial en él, residía tan solo en el 
hecho de que parecía haber inventado su vulgaridad en todo su ser, como
 si fuera el primero en reconocer en esa misma vulgaridad una meta que 
podía ser perseguida hasta sus últimas consecuencias. La autoconciencia
 de Hitler de ser la encarnación de un destino se adecuaba en este 
sentido a su papel de instrumento histórico. En él, el narcisismo vulgar
 fue capaz de entrar en escena. Para muchos, en él, y a través suyo, el 
sueño de una gran eclosión, libre de esfuerzos, podía cobrar visos de 
realidad.Dado que él estaba en condiciones de anular las ilusas infamias
 de los grupos más diferentes, pudo actuar desde diferentes lugares como
 una suerte de imán. Sólo como médium polivulgar fue capaz de crear el 
denominador común de sus partículas afines a su adhesión. El hermano 
Hitler tendió su mano a todos los que querían consumar su destino por 
su cuenta. Quien estaba dispuesto a eliminar toda percepción de la 
realidad para así poder fantasear mejor acerca de un salvador –incluso 
acerca de ese "redentor cultural"anunciado por los georgianos-, podía 
esta máscara comprometerse con todo lo que quisiera. Sin embargo, aun 
cuando las masas no fueran capaces de reconocer por sí misma que 
tenían ante sí a una marioneta perversa, un niño mimado, coprófilo e 
impotente de tendencias suicidas explícitas, fueron los rasgos 
histéricos, megalómano-populistas e histriónicos de su carácter los que 
se evidenciaron desde el comienzo de manera más notoria e inmediata. De 
ahí que todavía hoy digan más de su figura los documentos gráficos que
 las miles de biografías al uso. Entonces se le ve siempre posando para
 las ilusiones de la masa: pero allí donde cae la pose, sólo queda el 
hueco del colérico médium falto de carácter. Hitler, el recolector de 
ilusiones y el político hipnótico, no era en absoluto un hombre de 
excesivo talento, como tampoco era en ningún aspecto una personalidad 
creativa. Para que tuviera éxito, sólo bastaba que fuera capaz de ser un
 receptor -catalizador- popular.
 Reflexionando
 sobre la adhesión que recibió Hitler en el marco de la sociedad de 
masas no pretendemos indagar si hubo o no una amplia mayoría que siguió
 la política antisemita de Hitler, sino considerar como llegó al poder,
 esto es por la vía democrática; que tuvo seguidores fanatizados y 
seguidores que sólo fueron parte semi-inconsciente de la máquina 
genocida, esto es en su carácter de masa; que así como tuvo adeptos 
tuvo también adversarios, quienes a pesar que trataron, no lograron 
destronar rápidamente esa política por no contar con aquella hegemonía
 masiva con la que sí contaba el régimen.
 Una
 figura histórica que haya provocado tanto daño debe ser estudiada en 
profundidad. Aunque hay una marea de libros y monografías en torno a 
Hitler muy pocos son los que han analizado la zona oscura, las raíces 
del mal. La historiografía oficial utiliza la técnica del avestruz. 
Aquello que escapa a su comprensión lo rechaza como imposible. Aunque 
tal rechazo implique aceptar que al final la Guerra Mundial se debió a 
la mala suerte de que llegase un loco al poder de Alemania. Esta actitud
 es un insulto a la inteligencia. ¿Quién fue realmente Hitler? ¿Cómo 
explicar que uno de los pueblos más cultos de la época se dejara 
embaucar por un loco? ¿Cómo pudo un tipo con un bigotillo ridículo 
pasar de vagabundo a intentar, y casi conseguir, la conquista del mundo?
 ¿Qué eran esos símbolos extraños de que se rodeaba?

 Resulta
 al menos curioso que el país más culto de Europa tras la derrota y 
humillación de 1918 volvió su mirada hacia un pasado mítico y 
legendario de grandeza donde encontrar consuelo. El paganismo que no 
había desaparecido por completo de Europa regresaba de la mano de los 
círculos iniciados y ocultistas. Thor, Wotan y otros dioses extraños 
regresaban a sus dominios precristianos.
 El
 nazismo hunde sus raíces en el río ocultista que recorre Europa desde
 el siglo XVIII. Organizaciones secretas como la Deutscher Bund, la 
Tugembud, los Iluminados de Baviera o Thule, fueron sin lugar a dudas 
materia de inspiración para el nazismo. Debemos recordar aquellas 
palabras de Hitler cuando afirmaba que «aquel que vea en el nazismo un 
movimiento político, es que no ha entendido nada». La gran fuerza del 
nazismo se encuentra en ser fundamentalmente un movimiento espiritual e 
irracional, donde prima la intuición sobre la razón, la acción sobre la 
contemplación. La fuerza del mito cobra en el nazismo un protagonismo 
absoluto.
 En
 la actualidad junto a la irrupción de neonazis que exhiben viejas 
insignias, nueva extrema derecha recorre Europa que ha entendido que su 
supervivencia exige un "lavado" de imagen: viste informalmente y niega 
ser racista -al tiempo que niega el holocausto- y declara un compromiso 
con la democracia. Por lo tanto, recordar el pasado puede lograr que ese
 odio se reprima y no se convierta en fuerza hegemónica bajo un disfraz o
 sensorium nuevo.
Dr. Adolfo Vásquez Rocca.
 
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso – Universidad Complutense de Madrid. Profesor  de Postgrado
 del Instituto de Filosofía de la PUCV, Profesor de Antropología 
Filosófica y de Estética en el Departamento de Artes y Humanidades de la
 Universidad Andrés Bello, UNAB. Profesor asociado al Grupo Theoria 
Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado.
  
Bibliografía
André Breton, El amor loco, Alianza, Madrid 2000
Luis Buñuel, Escritos de Luis Buñuel, Madrid, Páginas de Espuma, 2000.
Luis Buñuel, Mi último suspiro. Barcelona, Plaza&Janés Editores, 1995.  
Theodor W. Adorno, Minima moralia, Taurus, Madrid 1999
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 Serge, "El Secreto del í‰xito de Hitler", en M. de Moragas, Sociología
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Madrid, Ediciones G. Gili, 4ª edición, 1994.
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Palmier,
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contrarrevolución en Alemania (1914 – 1933)", en María Antonieta 
Macciochi, Elementos para un Análisis del Fascismo, tomo II, España, El 
Topo Viejo
Simón Royo H., "Leni Riefenstahl y la estética fascista; prueba de la imposibilidad de un arte apolítico" en Revista Observaciones Filosóficas , 2007,
Adolfo
 Vásquez Rocca, "El artista como dictador social y el político como 
escenógrafo" en Psikeba Revista de Psicoanálisis y Estudios Culturales 
© 2006, Buenos Aires, http://www.psikeba.com.ar/articulos/AVRartista.htm
 Rí¼diger, Safranski, Un Maestro de Alemania; Martin Heidegger y su tiempo, Ed. Tusquets,  Barcelona, 1997.  
1  Según
 	Deleuze y Guattari el romanticismo alemán exonera al 	héroe-individuo 
de servir al pueblo y a las masas mediante el 	resguardo de la soledad, 
pero también se nos dice que "el 	fascismo utilizó mucho menos a Verdi 
que el nazismo a Wagner" 	(Mil Mesetas. Capitalismo y esquizofrenia. 
Valencia 1980, p.345). Lo 	sonoro (oído) prima sobre lo visual (vista) 
en materia de 	desterritorialización habiendo un "fascismo potencial de 
la 	música" (Deluze Op.cit. p.351): "í‰xtasis o 	hipnosis. No se mueve a
 un pueblo con colores. Las banderas nada 	pueden sin las trompetas" 
(Ibid) de ahí que la cineasta 	nazi Leni Riefenstahl emplease ambas en 
su película El 	triunfo de la voluntad (1935). Se distingue aquí entre
 pueblo 	y masa, pero para nuestra sorpresa el nazismo y la música de 	
Wagner son clasificados como fenómenos ligados al pueblo (y 	ciertamente
 estaban ligados a la mistificación del pueblo 	ario) y no como un 
fenómeno de masas. Pero en la obra de 	Riefenstahl lo que se percibe es 
un fascismo potencial del cine 	puesto en obra, un cine dispuesto para 
configurar la masa fascista 	en los términos en que había sido descrita
 por Freud 	en su Psicología de las masas y análisis del yo 	(1923), 
como un ser colectivo producido mediante la identificación, 	el 
enamoramiento y la hipnosis con relación a un Fí¼hrer, 	líder y 
salvador. Yo distingo pueblo y masa de otra manera, 	pues para mí el 
pueblo en el buen sentido de la palabra, (no 	el ario ni el elegido), 
son las 110 millones de personas que se 	manifestaron consciente y 
simultáneamente en 60 países 	contra la guerra en Irak (febrero de 
2003), mientras que las masas 	son los millones de borregos que pueblan 
en manadas los grandes 	centros comerciales.  	
 	2 	 VÁSQUEZ
 	ROCCA, Adolfo,  "Peter Sloterdijk; El detonante iconográfico 	y 
operístico de la política de masas" en La lámpara 	de Diógenes: 
Revista semestral de Filosofía, 	Benemérita Universidad Autónoma de 
Puebla,  ISSN 	1870-4662, Vol. 7, Nº. 12-13, 2006, pags. 169-182
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2213543&orden=101460&info=link
http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2213543&orden=101460&info=link
3 SAFRANSKI, 	Rí¼diger, Un Maestro de Alemania; Martin Heidegger y su 	tiempo, Ed. Tusquets, 	Barcelona, 1997.
La política como arte; 'belleza' convulsiva y proyecto nacionalsocialista Por Adolfo Vásquez Rocca

Dr. Adolfo Vásquez Rocca
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso - Universidad Complutense de Madrid
Artículos relacionados del Autor:
- Vásquez Rocca, Adolfo, "Heidegger y Sloterdijk: La política como plástica del ser, nacionalsocialismo privado y crítica del imaginario filoagrario" En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 21 | Enero-Junio.2009 (I)  pp. 381-393. http://www.ucm.es/info/nomadas/21/avrocca.pdf
- Vásquez Rocca, Adolfo, "Arquitectura, Diseño y Filosofia en Heidegger; Construir, Habitar, Pensar", En Arqchile.cl ©, Portal Latinoamericano de Arquitectura, ISSN 0718-431X, Concepción , mayo 2008.
http://www.arqchile.cl/arquitectura_heidegger.htm
http://www.arqchile.cl/arquitectura_heidegger.htm
El artista como dictador social y el político como escenofrafo
 - Vásquez Rocca, Adolfo,  "Sloterdijk y Canetti; El detonante iconográfico y operístico de la política de masas",
 en NÓMADAS Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. 
UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, | Nº 15 | Enero-Junio 2007, pp. 
201-214
http://www.ucm.es/info/nomadas/15/avrocca_detonanteiconografico.pdf
http://www.ucm.es/info/nomadas/15/avrocca_detonanteiconografico.pdf
. Vásquez Rocca, Adolfo, "La crisis de las Vanguardias artísticas y el debate Modernidad-Postmodernidad"
En Revista Arte, Individuo y Sociedad. Revista Científica de la Facultad de Bellas Artes, UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID – Año 2005 – vol. 17.ISSN 1131-5598 pp.133 - 154
http://www.ucm.es/BUCM/revistas/bba/11315598/articulos/ARIS0505110135A.PDF
-Edición ampliada y prologada, reproducida en Suma Nº 2, de 2005. Revista Científica de Estudios Histórico-artísticos,
http://www.sumagestion.com/revista/2/vanguardias_artisticas/index.htm
y En Revista Ábaco, Revista de Cultura y Ciencias Sociales, 2005, Número doble 44-45, Editada por CICEES, GIJÓN (ASTURIAS), Asociada a ARCE y FIRC (Federación Internacional de Revistas Culturales) pp.141-153.
En Revista Arte, Individuo y Sociedad. Revista Científica de la Facultad de Bellas Artes, UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID – Año 2005 – vol. 17.ISSN 1131-5598 pp.133 - 154
http://www.ucm.es/BUCM/revistas/bba/11315598/articulos/ARIS0505110135A.PDF
-Edición ampliada y prologada, reproducida en Suma Nº 2, de 2005. Revista Científica de Estudios Histórico-artísticos,
http://www.sumagestion.com/revista/2/vanguardias_artisticas/index.htm
y En Revista Ábaco, Revista de Cultura y Ciencias Sociales, 2005, Número doble 44-45, Editada por CICEES, GIJÓN (ASTURIAS), Asociada a ARCE y FIRC (Federación Internacional de Revistas Culturales) pp.141-153.
HEIDEGGER, NIETZSCHE Y EL NACIONALSOCIALISMO: LA POLÍTICA COMO ARTE | Adolfo Vásquez Rocca

Heidegger, Nietzsche y el Nacionalsocialismo

Introducción

Nietzsche y Heidegger: El Nacionalsocialismo
1.- La subida de Hitler al poder.
Hubo
 manifestaciones sobrecogedoras del nuevo sentimiento de comunidad, 
juramentos de masas bajo bóvedas iluminadas, hogueras de regocijo en las
 montañas, discursos del Führer en la radio; y la gente se congregaba 
con vestido de fiesta en las plazas públicas para escucharlos, así como 
en el aula de la universidad y en las cervecerías. En honor de la toma 
de poder se ofrecieron cánticos corales en las iglesias. El 
superintendente general Otto Dibelius, el 21 de marzo de 1933, el “día 
de Potsdam”, dijo en la iglesia de San Nicolás: “Por el norte y el sur, 
por el este y el oeste sopla una nueva voluntad de Estado alemán, 
hablando en términos de Treitschke, la añoranza de no renunciar por más 
tiempo a “una de las sensaciones más elevadas en la vida de un hombre, a
 saber, la mirada al propio estado”. Sebastián Haffner, testigo directo,
 dice que es difícil reproducir el sentimiento de aquellas semanas. Este
 sentimiento constituyó la auténtica base del poder para el venidero 
Estado del Führer, “Fue -ni podemos decirlo de otra manera- un 
sentimiento muy difundido de redención y liberación de la democracia.” 
Ese sentimiento de alivio por el final de la democracia no se reducía a 
los enemigos de la república. Ni siquiera la mayoría de sus defensores 
veían ya en ella la capacidad de superar la crisis. Era como si se 
hubiera disipado un hechizo paralizante. Parecía anunciarse algo 
realmente nuevo: un dominio del pueblo con un caudillo y sin partidos, 
un Partido del que se esperaba que por dentro unificara de nuevo a 
Alemania y hacia fuera la hiciera consciente de sí misma. Incluso en los
 observadores más distanciados de los hechos se despertó la idea de que 
Alemania había vuelto a sí misma, a su propia casa. El “Discurso de la 
paz” de Hitler, el 17 de mayo de 1933, donde declaraba que “el amor y la
 fidelidad sin límites al propio pueblo” incluyen el “respeto” a los 
derechos nacionales de otros pueblos, tuvo su repercusión. El Times escribió: Hitler ha “hablado efectivamente en favor de una Alemania unida”.

En
 este discurso del 17 de mayo de 1933 fue una obra maestra de propaganda
 engañosa, que conmovió al pueblo alemán profundamente. Lo unificó tras 
su jefe, junto con causar una impresión favorable y profunda en el mundo
 exterior. El presidente Roosevelt había pedido el desarme y Hitler lo 
había aceptado. Decía que Alemania no quería guerra y no tenía la menor 
intención de germanizar a otros pueblos. El mundo estaba encantado, 
Hitler hablaba con mesura y claridad. Pedía un trato igual a otras 
naciones. El 14 de octubre a Alemania se le niega la igualdad de 
derechos por parte de otras potencias. Como consecuencia, se retira de 
la Conferencia de Desarme y de la Sociedad de las Naciones.

Hitler
 disolvió el Reichstag y anunció que sometería a plebiscito la retirada 
de Alemania de Conferencia de Ginebra. Desde ese momento el país 
intentaría rearmarse en franco desafío a cualquier tratado de desarme y 
al de Versalles. Se estaban produciendo violaciones al acuerdo. Las 
naciones aliadas no adivinaron lo que se estaba construyendo en 
Alemania. El 95% del pueblo aprobó la retirada. El 26 de enero de 1934 
se anunció la firma de un pacto de no agresión, por 10 años, entre 
Alemania y Polonia. En un año en el poder de Hitler había terminado con 
la República de Weimar; había logrado la dictadura personal; destruido 
los partidos políticos, menos el nazi; borrado los gobiernos estatales y
 sus parlamentos; había unificado el Reich; destruido sindicatos; 
suprimido asociaciones democráticas; expulsado a judíos de la vida 
pública y profesional; abolido la libertad de palabra y de prensa y 
anulado la independencia de tribunales la política. Además, la economía y
 la cultura estaban bajo reglas nazis. Las SA contaban con 2 millones de
 hombres. Roehm quería que fueran la base del ejército. Hitler no quizo 
ofender a la oficialidad y rehusó la idea. Altos oficiales aceptaron a 
Hitler como sucesor de Hindenburg, que estaba a punto de morir, a cambio
 de que él calmara las ambiciones de Roehm y de reducir a la SA. El 
trato sellaba la dictadura verdaderamente suprema.
Adolf
 Hitler en Weimar se hizo fotografiar frente al busto de Nietzsche. 
Richard Oehler, primo de Nietzsche y colaborador de Elisabeth Foerster 
en el Archivo, hizo reproducir la fotografía en el frontispicio de su 
libro Nietzsche y el porvenir de Alemania. En esta obra intentó mostrar el acuerdo profundo entre la enseñanza de Nietzsche y de Mein Kampf [Mi lucha]. Reconoce, es cierto, la existencia de pasajes de Nietzsche que no serían hostiles a los judíos, pero concluye:
Lo
 que más nos importa es esta advertencia: “¡Ni un judío más! ¡Cerrémoles
 nuestras puertas, sobre todo hacia el este! (...) Alemania tiene ya su 
buen número de judíos, el estómago y la sangre alemanes deberán padecer 
largo tiempo antes de haber asimilado esa dosis de ‘lo judío’; no 
tenemos la digestión tan activa como los italianos, los franceses, los 
ingleses, que pasaron por el trance de manera mucho más expeditiva”. 
Obsérvese que esto es expresión de un sentimiento más general que exige 
que se lo escuche y que se actúe en consecuencia. “¡Ni un judío más! 
¡Cerrémoles nuestras puertas, sobre todo hacia el este (incluida 
Austria)!”. He aquí lo que reclama el instinto de un pueblo cuyo 
carácter es todavía tan débil y tan poco marcado que corre el riesgo de 
ser abolido por la mezcla con una raza más enérgica.
2.- La apropiación de Nietzsche por parte de ideólogos del nacionalsocialismo
No
 se puede dejar de considerar los intentos de apropiación de Nietzsche 
por parte de ideólogos del nacionalsocialismo como Alfred Baeumler. 
Semejante apropiación no dejaba de discutirse precisamente entre los 
ideólogos fuertes del nazismo. Ernst Krieck, por ejemplo, previene 
sarcásticamente frente a una adaptación de Nietzsche: “En resumen, 
Nietzsche era enemigo del socialismo, y lo era también del nacionalismo y
 del pensamiento racial. Si se prescinde de estas tres direcciones 
intelectuales, quizás habría podido salir de él un nazi destacado”.
Nietzsche
 quería derribar la metafísica tradicional partiendo de una frase 
profundamente metafísica, que según la formulación de Schelling dice 
así: “Querer es ser original”. Nietzsche no entiende la voluntad como 
aquella tradición que llega hasta Schopenhauer. Para él la voluntad no 
es deseo, impulso indistinto, sino un “poder mandar”, una fuerza para 
hacer que crezca el ser. “Querer en general es lo mismo que querer ser 
más fuerte, querer crecer.”
Respecto
 de la adhesión de Heidegger al nacionalsocialismo, y para no incurrir 
en simplificaciones banales, baste recordar las palabras de la 
"Introducción a la metafísica", basada en una lección que dictara el año
 35 en la Universidad de Friburgo, y que se publicara el año 53, donde 
contrasta la "verdad y grandeza" del movimiento nacionalsocialista con 
la miseria de su aparición histórica: "Lo que hoy se ofrece por todas 
partes como filosofía del nacionalsocialismo -pero que no tiene 
absolutamente nada que ver con la interior verdad y grandeza de este 
movimiento (a saber, el contacto entre la técnica planetariamente 
determinada y el hombre moderno)- hace su pesca en esas turbias aguas de
 'valores' y 'totalidades'". Ello nos hace ver que Heidegger se adhirió a
 una suerte de "nacionalsocialismo privado", de acuerdo al cual, y como 
dice ese mismo texto, él estaba convencido de que a Alemania le 
correspondía la misión de superar el "oscurecimiento mundial", suscitado
 principalmente por el dominio de las grandes potencias, Estados Unidos y
 Rusia, que, metafísicamente consideradas, son lo mismo: el imperio raso
 de la técnica que aplana y uniformiza todo lo humano. Estas potencias 
equivalen a: "... la misma furia desesperada de la técnica desencadenada
 y de la organización abstracta del hombre normal. Cuando el más 
apartado rincón del globo haya sido técnicamente conquistado y 
económicamente explotado; cuando un suceso cualquiera sea rápidamente 
accesible en un lugar cualquiera y en un tiempo cualquiera; cuando se 
puedan 'experimentar', simultáneamente, el atentado a un rey, en 
Francia, y un concierto sinfónico en Tokio; cuando el tiempo sólo sea 
rapidez, instantaneidad y simultaneidad, mientras que lo temporal, 
entendido como acontecer histórico, haya desaparecido de la existencia 
de todos los pueblos; cuando el boxeador rija como el gran hombre de una
 nación; cuando en número de millones triunfen las masas reunidas en 
asambleas populares, entonces, justamente entonces, volverán a atravesar
 todo este aquelarre, como fantasmas, las preguntas: ¿para qué?, ¿hacia 
dónde?, ¿y después qué?".

Heidegger por Adolfo Vásquez Rocca - Heidegger Ser y Tiempo
A
 mi juicio, únicamente dentro de este contexto global del oscurecimiento
 mundial que detecta Heidegger en su época, y que de distinta forma 
detectaron también mentes brillantes como las del filósofo e íntimo 
amigo de Heidegger, Karl Jaspers, como también Ortega y Gasset, Oswald 
Spengler, y otros por aquellos años, corresponde entender las palabras 
que cita Farías de la Conferencia en Bremen del año 45: "La fabricación 
de cadáveres en las cámaras de gas y la transformación de la agricultura
 en industria alimenticia son en esencia lo mismo". Ello sólo puede ser 
entendido en el contexto del pensamiento heideggeriano sobre la técnica,
 que acaba por suscitar que las cosas se muestren bajo su dominio nada 
más que como algo dispuesto, listo para ser utilizado, aprovechado y 
consumado. Como dice en la carta sobre el "humanismo", no sólo las cosas
 se presentan al modo de la mera disposición, sino también el propio 
hombre que aparece entonces como "material humano". Y esto tiene hoy no 
solamente validez en función de que al ser humano se lo ve normalmente 
nada más que como especialista, funcionario o empleado, sino que hasta 
la posibilidad de la manipulación genética como de la clonación humana 
apuntan de modo impresionante en la misma dirección. Es cierto que la 
cita de la Conferencia de Bremen suena a algo tremendo, pero ello dista 
mucho de insinuar, cierta "inhumanidad" (y agregaría hasta 
"monstruosidad" de Heidegger).

3.- Heidegger menciona motivos racionales. Pero no menciona su entusiasmo revolucionario. 
Lo
 que sucedió con la conquista del poder por parte de los 
nacionalsocialistas significaba para Heidegger una revolución; era mucho
 más que política, era un nuevo acto de la historia del ser, un cambio 
de época. 
Pasemos
 ahora a Heidegger. Este sigue a Nietzsche en la crítica del idealismo, y
 también en el “permaneced fieles a la tierra”. Pero precisamente en 
este punto critica a Nietzsche y le echa en la cara que su filosofía de 
la voluntad de poder no ha permanecido fiel a la tierra. Para Heidegger 
“permanecer fiel a la tierra” significa: no perder el ser a través de la
 implicación en el ente. Nietzsche, dice Heidegger, partiendo del 
principio de la voluntad de poder, lo introduce todo en el círculo del 
hombre que valora. El ser, con el que tiene que habérselas el hombre y 
que él mismo es, se considera enteramente como un “valor”. El ser se 
disuelve falsamente en el hecho de que en cada caso tiene “valor” para 
el hombre. Nietzsche quería animar al hombre para sí mismo, erigirlo. 
Heidegger dice: de ahí no ha surgido solamente un erigirse, sino además 
una rebelión; una rebelión de las técnicas y de las masas, que ahora a 
través del dominio técnico se convierten completamente en lo que 
Nietzsche llamó los “últimos hombres”, los cuales, “parpadeando”, se 
establecen en sus moradas y en su pequeña felicidad, y con suma 
brutalidad se defienden contra toda merma de su seguridad y sus estados 
de posesión. “El hombre se entrega a la rebelión”, dice también 
Heidegger mirando al presente de Alemania; “el mundo se convierte en 
objeto... La tierra misma sólo puede mostrarse como el objeto del 
ataque... La naturaleza aparece por doquier... como el objeto de la 
técnica”. Según Heidegger, todo está delineado ya en Nietzsche. 
Doctor
en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso;
Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía
IV, mención Filosofía Contemporánea y Estética. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética
en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés
Bello UNAB. Profesor de la Escuela de Periodismo, Profesor Adjunto Escuela de Psicología y de la Facultad de Arquitectura UNAB Santiago. Profesor PEL Programa Especial de Licenciatura en Diseño, UNAB – DUOC UC  – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la 'Fundación
Hombre y Mundo' y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en
México.  –Miembro del Consejo Editorial Internacional de la
'Fundación Ética Mundial' de México. Director del Consejo Consultivo
Internacional de 'Konvergencias', Revista de Filosofía y Culturas en
Diálogo, Argentina.  Miembro del Consejo Editorial Internacional de Revista Praxis –Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional UNA, Costa Rica. Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil y del Cuerpo Editorial de Sophia –Revista de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador–.  –Secretario Ejecutivo de Revista Philosophica  PUCV. –Asesor Consultivo de Enfocarte –Revista de Arte y Literatura– Cataluña / Gijón, Asturias, España. –Miembro del Consejo Editorial Internacional de 'Reflexiones Marginales' –Revista de la Facultad de Filosofía y Letras UNAM. –Editor Asociado de Societarts, Revista de artes y humanidades, adscrita a la Universidad Autónoma de Baja California. –Miembro del Comité Editorial de International Journal of Safety and Security in Tourism and Hospitality, publicación científica de la Universidad de Palermo. –Miembro Titular del Consejo Editorial Internacional de Errancia, 
Revista de Psicoanálisis, Teoría Crítica y Cultura –UNAM– Universidad
Nacional Autónoma de México. –Miembro del Consejo Editorial de Revista “Campos en Ciencias Sociales”, Universidad Santo Tomás  © , Bogotá, Colombia. –Miembro de la Federación Internacional de Archivos Fílmicos (FIAF) con sede en Bruselas, Bélgica.  Director de Revista Observaciones Filosóficas.
Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla. – Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo Theoria
– Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado –UCM.  Eastern Mediterranean University - Academia.edu. Académico
Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado,
Universidad Andrés
Bello. –Investigador Asociado y Profesor adjunto de la Escuela Matríztica de Santiago –dirigida por el Dr. Humberto Maturana. Consultor Experto del Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC)– Artista conceptual. Crítico de Arte. Ha
publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada
cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28,
Editorial  de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia,
España,  2008.  Invitado especial a la International Conference de la Trienal de Arquitectura de Lisboa | Lisbon Architecture Triennale 2011. Traducido al Francés - Publicado en la sección  Architecture de la Anthologie: Le Néant Dans la Pensée Contemporaine
. Publications du Centre Français d'Iconologie Comparée CFIC, Bès Editions
, París, ©  2012. Profesor de Postgrado, Magister en Biología-Cultural, Escuela Matríztica de Santiago y Universidad Mayor 2013.
 
PUBLICACIONES
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Dr. ADOLFO VÁSQUEZ ROCCA
Ver:
Revista Observaciones Filosóficas - Martin Heidegger y la política
Revista Observaciones Filosóficas - Heidegger; palabra, silencio
SLOTERDIJK, HEIDEGGER Y NIETZSCHE; FILOSOFÍA Y ANTROPOLOGÍA
ARTE Y FILOSOFÍA: HEIDEGGER Y SARTRE Por Adolfo Vásquez Rocca
Heidegger; Notas sobre Hölderlin y Trakl
DEL HUMANISMO DE SARTRE AL ‘ANTI-HUMANISMO’ DE HEIDEGGER Por Adolfo Vásquez Rocca
LA POLÍTICA COMO ARTE; 'BELLEZA' CONVULSIVA Y PROYECTO NACIONALSOCIALISTA Por Adolfo Vásquez Rocca
ARQUITECTURA, DISEÑO Y FILOSOFÍA EN HEIDEGGER; "CONSTRUIR, HABITAR, PENSAR Por Adolfo Vásquez Rocca
[PDF]
SLOTERDIJK, AGAMBEN Y NIETZSCHE: BIOPOLÍTICA, POSTHUMANISMO Y BIOPODER
FILOSOFÍA Y ESCRITOS POLÍTICOS DE MARTIN HEIDEGGER Introducción Dr Adolfo Vásquez Rocca
El artista como dictador social y el político como escenógrafo Por Adolfo Vásquez Rocca
El artista como dictador social y el político como escenógrafo POr Adolfo Vásquez Rocca
Adolfo Vásquez Rocca Doctor en Filosofía
Doctor
 en Filosofía por la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso; 
Postgrado Universidad Complutense de Madrid, Departamento de Filosofía 
IV. Profesor de Postgrado del Instituto de Filosofía de la Pontificia 
Universidad Católica de Valparaíso; Profesor de Antropología y Estética 
en el Departamento de Artes y Humanidades de la Universidad Andrés Bello
 UNAB. – En octubre de 2006 y 2007 es invitado por la 'Fundación Hombre y
 Mundo' y la UNAM a dictar un Ciclo de Conferencias en México.  – 
Miembro del Consejo Editorial Internacional de la 'Fundación Ética Mundial'
 de México. Director del Consejo Consultivo Internacional de 
'Konvergencias', Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, Argentina. 
Miembro del Conselho Editorial da Humanidades em Revista, Universidade Regional do Noroeste do Estado do Rio Grande do Sul, Brasil y del Cuerpo Editorial de Sophia –Revista de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador– . Director de Revista Observaciones Filosóficas.
 Profesor visitante en la Maestría en Filosofía de la Benemérita 
Universidad Autónoma de Puebla. Consultor Académico Carrera de Filosofía
 y Teología, Universidad Cristiana de Chile UCCH – Profesor visitante Florida Christian University USA y Profesor Asociado al Grupo Theoria –Proyecto europeo de Investigaciones de Postgrado– UCM.  Académico Investigador de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado, Universidad Andrés Bello. Artista conceptual. Ha publicado el Libro: Peter Sloterdijk; Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, Colección Novatores, Nº 28, Editorial  de la Institución Alfons el Magnànim (IAM), Valencia, España,  2008. 
HEIDEGGER; ESCRITOS POLÍTICOS  
Llamada a los estudiantes
Publicado en el Periódico de los estudiantes de Friburgo, el
viernes 3 de noviembre 1933.1
¡Estudiantes alemanes!
La revolución del nacionalsocialismo lleva a un trastorno completo de nuestra existencia como alemanes2.
Tenéis
 que acordaros, en lo que está aconteciendo, de ser y permanecer siendo 
siempre los que van adelante, los que siempre están preparados; los que 
siempre son tenaces y los que nunca cesan de crecer.
Vuestra voluntad de saber busca experimentar lo que es esencial, simple y grande. 
Se les hace tarde para afrontar tanto lo que está sujeto a lo inmediato como a lo que compromete a largo plazo.
Sean afirmativos y verdaderos en lo que exigen.
Permanezcan lúcidos y firmes cuando rechacen. 
No
 perviertan el saber que han obtenido en vana posesión personal. 
Guárdenlo como posesión primera del hombre que dirige en cada oficio 
popular del Estado Ya no pueden permanecer como simples “oyentes”. 
Háganse un deber de participar, por el saber y la acción en común, en la
 obra de lo que será en un futuro la Escuela Superior en donde se 
formará el espíritu alemán. Cada uno tiene que empezar por poner a 
prueba y justificar cada don natural y cada ventaja social. Esto se 
lleva a cabo gracias al poder con el que se compromete la lucha del 
pueblo entero a través de uno mismo.
Que
 día a día y hora a hora se consolide la fidelidad de la voluntad de 
obedecer. Que crezca sin cesar el valor de sacrificarse para salvar lo 
esencial y hacer brotar la fuerza más intima de nuestro pueblo en su 
Estado.
Que ni los dogmas, ni las “ideas”, sean las reglas de vuestro ser3.
El Fürher mismo, y  sólo él, es
 la realidad alemana de hoy y del futuro, así como su ley. Aprendan 
profundamente que siempre cada cosa exige decisión y cada acto 
responsabilidad. 
¡Heil Hitler! 

Llamada a los alemanes.
Publicado en el Periódico de los estudiantes de Friburgo
el viernes 10 de noviembre de 19334.
¡Alemanes, alemanas!
El pueblo alemán ha sido llamado por el Führer para votar. Pero el Führer no solicita nada del pueblo. Él otorga, más bien, la posibilidad más directa de la decisión libre y suprema: ¿el pueblo entero quiere o no su propia existencia?5
Este
 voto no puede ser comparado con ninguno de los otros escrutinios que 
han tenido lugar hasta la fecha. La singularidad de este voto proviene 
de la simple grandeza de la decisión que se trata de tomar. Pero el 
carácter inexorable de lo simple y último no permite ni que oscilemos, 
ni que titubeemos. Esta decisión última lleva lejos, e incluso pone en 
juego nuestro pueblo en la frontera misma de su existencia, que es la de
 preservar y salvaguardar su propio ser. Por ahí se erige una barrera 
entre lo que puede ser exigido al pueblo y lo que no. En el nombre de 
esta ley fundamental del honor, el pueblo salvaguarda la dignidad y la 
determinación de su ser.
No
 es la ambición, la pasión de la gloria, la voluntad ciega por querer 
singularizarse, no el apetito de poder, sino únicamente la voluntad 
lúcida de ser uno mismo sin restricción en la carga de su 
responsabilidad y el dominio del destino de nuestro pueblo, lo que ha 
incitado al Führer a salir de la “Sociedad de las Naciones”.
Eso no
 significa darle la espalda a la comunidad de los pueblos. Al contrario,
 nuestro pueblo, a través de este paso, se coloca bajo la autoridad de 
esta ley esencial para toda existencia humana, a la cual todo pueblo debe primero obediencia  si quiere seguir siendo un pueblo6. 
Es
 a partir de esta obediencia, idénticamente orientada hacia la exigencia
 absoluta de asumir sus responsabilidades, como surge únicamente la 
posibilidad de tomarse mutuamente en serio, a fin, precisamente por eso,
 de declararse a favor de una comunidad. 
Querer
 una verdadera comunidad de los pueblos, es algo que se distingue tanto 
de una fraternización universal inconsistente, y que no compromete a 
nada, como de una ciega dominación tiránica. Esta voluntad obra por 
encima de esta oposición. Engendra la apertura y la valentía, en el seno
 de las cuales, pueblos y Estados pueden sostenerse tanto respecto de sí
 mismos como los unos de los otros.
La
 elección que el pueblo alemán debe ahora hacer, sólo como 
acontecimiento, -e independientemente del resultado- es ya lo que 
confirma aún más fuertemente la nueva realidad alemana, la del 
socialismo nacional y su Estado.
Nuestra
 voluntad de ser popularmente responsables de nosotros mismos, esta 
voluntad quiere que cada pueblo encuentre y salvaguarde la grandeza y la
 verdad de su destino. Esta voluntad es la garantía suprema de la 
seguridad de los pueblos; pues ella misma se une con la ley fundamental 
del respeto de hombre a hombre y del honor sin condiciones. 
El 12 de noviembre, el pueblo alemán entero va a escoger su futuro. Este futuro está ligado al Führer.
 El pueblo no puede elegir el futuro únicamente sobre la base de lo que 
se llama consideraciones de política exterior, deposite en la urna una 
papeleta inscrita con un “sí”, sin incluir en este “sí” al Führer
 y al movimiento que son uno solo, incondicionalmente con él. No está de
 un lado la política exterior y del otro la política interna. Hay una 
única voluntad, la que quiere la existencia plena y total del Estado.
Esta voluntad, llegó con el Führer al despertar a su pueblo entero, y es la que él ha fundido en una única decisión.
¡Nadie puede abstenerse el día en el que se debe declarar esta voluntad!
Discurso pronunciado en Leipzig.
Sábado 11 de noviembre 19337.
¡Profesores alemanes y camaradas! 
¡Compatriotas alemanes y alemanas!
Al
 pueblo alemán lo llama el Führer para votar: pero el Führer no solicita
 nada del pueblo, da más bien al pueblo la posibilidad la más directa de
 la decisión libre y suprema: ¿el pueblo entero quiere su propia 
existencia, si o no? 
El pueblo va a elegir mañana nada menos que su porvenir.
Este
 voto no puede ser comparado en nada con otros escrutinios que se han 
llevado a cabo hasta la fecha. La singularidad de este voto se debe a la
 grandeza de la decisión que se trata de tomar. Pero el carácter 
inexorable de lo simple y de lo definitivo no acepta que se vacile. Esta
 decisión definitiva va muy lejos, hasta el punto de poner a nuestro 
pueblo en el límite (Grenze) mismo de su propia existencia. ¿Y en qué 
consiste este límite? Consiste en la exigencia primera de todo ser 
(Seins), la de guardar y salvaguardar su propia esencia (sein eigenes 
Wesen). Por eso mismo se erige un límite ente lo que sí puede ser 
requerido de un pueblo y lo que no. En el nombre de esta ley fundamental
 del honor, el pueblo salvaguarda la dignidad y la determinación de su 
manera de vivir. La voluntad de responsabilizase, sin embargo, no es 
solamente la ley fundamental de la existencia de nuestro pueblo; es, a 
la vez, el acontecimiento fundamental en el cual toma toda su realidad 
el Estado del nacionalsocialismo. Esta voluntad de responsabilizarse 
conlleva que el trabajo destinado a cada categoría social, arriba o 
debajo de la escala, accede con una necesidad igual al lugar y al rango 
(Rang) que es el suyo. El trabajo de las diversas categorías sociales 
lleva y reafirma la estructura en la cual vive el Estado; por el 
trabajo, el pueblo reconquista su autoctonismo atrasado (seine 
Bodenständigkeit zurück8);
 el trabajo transforma este Estado, como realidad del pueblo, en el seno
 del campo de acción de todos los poderes esenciales del ser de los 
hombres.
No
 es la ambición, la pasión de la gloria, la voluntad ciega por querer 
singularizarse, no el apetito de poder, sino únicamente la voluntad 
lúcida de ser uno mismo con absoluta responsabilidad en la toma en 
cuenta y en el dominio del destino de nuestro pueblo, que ha incitado al
 Führer a salir de la “Sociedad de las Naciones”9. Eso no
 significa darle la espalda a la comunidad de los pueblos. Al contrario,
 nuestro pueblo, gracias a este paso, se coloca bajo la autoridad de 
esta ley esencial para toda existencia humana, a la cual todo pueblo debe primero obediencia  si quiere seguir siendo un pueblo10. 
Es
 a partir de esta obediencia, idénticamente orientada hacia la exigencia
 absoluta de asumir sus propias responsabilidades, como únicamente surge
 la posibilidad de tomarse recíprocamente en serio con el fin, por eso 
mismo, de declararse a favor de una comunidad. Desear una verdadera 
comunidad de los pueblos es algo que se distingue tanto de una 
fraternización universal inconsistente, y que no compromete a nada, como
 de una ciega dominación tiránica. Esta voluntad obra por encima de esta
 oposición. Engendra la apertura y la valentía, en el seno de las 
cuales, pueblos y Estados pueden sostenerse tanto por sí mismos como los
 unos respecto de los otros.
¿Qué
 ocurre, entonces, con tal querer? ¿Será volver a la barbarie? ¡No! ¡Es 
darle la espalda a la práctica de las negociaciones vacías y de los 
asuntos de sobornos, recurriendo a la única y gran exigencia de actuar 
con toda responsabilidad! ¿Conllevará eso desencadenar la ausencia de 
leyes? ¡No! Es profesar lúcidamente la inviolable independencia de todo 
pueblo. ¿Es renegar del espíritu de creación de un pueblo de tradición 
espiritual y hacer pedazos su herencia histórica? ¡No! Es la ruptura que
 marca la nueva marcha de una juventud que ha conocido un barniz de 
ilustración y reencuentra ahora las raíces de donde ella va a sacar su 
crecimiento. Aspirando al Estado, la voluntad de esta juventud va a 
volver a este pueblo duro para él mismo y lleno de consideraciones 
respecto a toda obra de buena ley. 
¿De qué tipo de acontecimientos se trata entonces? El pueblo recupera la verdad de
 su voluntad de existir (Daseinwillens); porque “verdad” no es otra cosa
 que la plena manifestación (Offenbankeit) de lo que devuelve a un 
pueblo seguro, claro y fuerte en su acción y su saber. De una tal verdad
 surge la auténtica voluntad de saber. Y esta voluntad de saber 
(Wissenwollenn) limita a lo que puede saberse (Wissensanspruch)11.
 Es de ahí, finalmente, como son medidos los límites desde los que un 
verdadero cuestionamiento (Fragen) y una verdadera investigación 
(Forschen) deben establecer sus bases y hacer sus pruebas. Para 
nosotros, es a partir de ahí por lo que la ciencia tiene su origen 
(Ursprung). Está ligada y se trae de nuevo a la necesidad de una 
existencia nacional étnica (völkischen Daseins) responsable de sí misma.
 Por poco que haya pasado por esta necesidad, la ciencia es entonces la 
pasión pedagógica de querer saber para volver sabio. Pero sabio, para 
nosotros, significa: ser dueños de las cosas con toda lucidez y estar 
dispuestos para actuar.
Nosotros
 nos hemos liberado de la idolatría de un pensamiento sin suelo ni 
fuerzas. Nosotros vemos el final de la filosofía que se puso a su 
servicio12.
 Nosotros aquí estamos seguros de esto: la lucidez tajante, la seguridad
 experta de las obras de pensamiento elemental, sin ninguna complacencia
 respecto de la búsqueda de la esencia del ser que está a punto de 
regresar. El valor original en el debate con el ser, o bien crece a su 
contacto o bien se rompe; este valor es el motivo más intimo del 
cuestionamiento propio de una ciencia nacional étnica.13
 Pues el valor invita a ir siempre hacia delante, rompe con lo que ha 
tenido curso hasta ahora, arriesga lo inhabitual y lo imprevisible. 
Preguntar, para nosotros, no es el juego gratuito de la curiosidad. No 
es tampoco la terquedad obstinada en la duda a cualquier precio. 
Preguntar significa para nosotros: exponerse a la sublimidad de las 
cosas y de sus leyes; significa para nosotros: no cerrarse al pavor del 
sobresalto frente a lo indomable, ni al desasosiego que nos embarga ante
 la oscuridad. Es para poder cuestionar así por lo que preguntamos; y no
 estamos al servicio de los que ya terminaron por cansarse, ni de los 
necesitados de necesidad apacible junto a sus respuestas confortables. 
Nosotros lo sabemos: el valor de caminar con nuestras preguntas al borde
 de los abismos de la existencia, el no ceder jamás al vértigo de los 
abismos de la existencia (Abgründe des Daseins), este valor ya es en sí 
una respuesta más importante que cualquier información aportada por sistemas conceptuales artificialmente construidos.
Y así nosotros declaramos (bekennen14),
 nosotros a quienes debe ser confiada en el futuro la protección de la 
voluntad de saber de nuestro pueblo, declaramos: la revolución del 
nacionalsocialismo no es simplemente la puesta en marcha por otro 
partido de un poder ya existente en el Estado, partido que habría 
crecido para este fin. Al contrario, esta revolución conduce  al trastorno completo de nuestra existencia de Alemanes.
 En lo sucesivo cada cosa exige decisión, y cada acto responsabilidad. 
Nosotros estamos seguros de que la voluntad de ser responsables de sí 
llega a ser la ley de la coexistencia de los pueblos, y que cada pueblo 
podrá y cada pueblo deberá necesariamente ser capaz de enseñar a todos 
los demás la riqueza y la fuerza de las grandes acciones y las grandes 
obras del ser de los hombres.
La elección que el pueblo alemán tiene ahora que hacer, ya por el solo hecho de ser un  acontecimiento
 -y por completo independiente del resultado- es lo que ya atestigua más
 fuertemente la nueva realidad alemana del Estado nacionalsocialista. 
Nuestra voluntad de ser nacionalistas étnicamente15
 responsables de nosotros mismos, esta voluntad quiere que cada pueblo 
encuentre y salvaguarde la grandeza y la verdad de su destino. Esta 
voluntad es la suprema garantía de la paz entre los pueblos, porque ella
 misma se une a la ley fundamental del respeto de hombre a hombre y del 
honor sin condiciones. El Führer ha llevado a esta voluntad a su pleno despertar en el pueblo entero; es ella a quien él ha fundido en una sola decisión. Nadie puede abstenerse el día en que deba declararse esta voluntad.
¡Viva Hitler!16

1 GA, 16, 184.
2 “Die nationalsozialistiche Revolution bringt die Völlige  Unwälzung unseres deustchen Daseins”.
3 “Nicht Lehrsätze und  >>Ideen<<>
Der  Führer sebst und allein ist
 die heutige und künftige deustcge Wirlichkeit und ihr Gesetz. Lernet 
immer tiefer zu wissen: Von nun an fordert jedwedes Ding Entscheidung 
und alles Tun Verantwortung”. Oc, 16, 188.
4 GA, 16, 188-189.
5 “Das deustche Volk ist vom Führer zur Wahlgerufen. Der  Führer aber erbittet nichts vom Volk. Er gibt
 vielmehr dem Volk die unmittelbare Möglickkeit der höhsten freien 
Entschneidung: ob es -das ganze Volk- sein eigenes Dasein will oder ob 
es dieses nicht will. Oc,  188.
6 Esta idea será ampliamente desarrollada en otro escrito: Para  entenderse en comunidad acerca del fundamento
7 GA, 16, 190-193.
8 GA, 16, 190.
9 >>Liga der Nationen<<. Oc, 191.
10 Das ist nicht
 Abkher von der Gemeinschaft der Völker, im Gegenteil: Unser Volk stellt
 sich mit diesem Schritt unter jenes Wesengsgesetz menschlichen Seins, 
dem jedes Volk zuvörderst Gefolgschaft leisten muB, will es noch ein 
Volk sein.” Oc, 191.
 La ley esencial para la  existencia humana  -como ya puede verse en Ser y tiempo,
 parágrafos 72 a 77- es la misma unidad y cuidado (Sorge) de la 
comunidad que hace ser auténticamente singular a un pueblo. De la forma 
del “diálogo” entre un pueblo y otro, entre una verdadera comunidad y 
otra, da detenida cuenta el escrito Para entenderse en comunidad acerca del fundamento.
 Un posible diálogo entre Francia y Alemania. Véase más adelante, p. 50 
ss. Pero lo que ahí se trasluce (y desarrolla a lo largo de todos estos 
escritos) es la conjunción ontológico-existencial y política entre el 
nacionalismo étnico (völkisch) y la “vuelta atrás” en busca de lo 
“autóctono”. Por lo que la “ley esencial” de la existencia de un pueblo 
está, para Heidegger, en el cuidado de la tierra y el cuidado de la 
raza. Tal y como se corresponde con la Autoafirmación de la  Universidad alemana: “Y el mundo espiritual 
 de un pueblo no es una superestructura cultural como tampoco un arsenal
 de conocimientos y valores <>, sino que es el poder que más 
profundamente conserva las fuerzas de su
 raza y de su tierra, y que, como tal, más íntimamente excita y más 
ampliamente conmueve su existencia” (GA, 16, 112; traducción de Ramón 
Rodríguez. Tecnos, Madrid, 1989, p. 12-13).  
11 Oc, 191.
12
 Wir haben uns losgesagt von der Vergöntzung eines boden- und machtlosen
 Denkens. Wir sehen das Ende der ihm dienstbaren Philosophie”. Oc, 192.
13 Der
 ursprüngliche Mut, in der Auseinandersetzung mit dem Seienende an 
diesem entweder zu wachsen oder zu zerbrechennen, ist der innerste 
Beweggrund des Fragens einer völkischen Wissenschaft. Oc, 192.  
14 Se trataba de una declaración pública.
15 Unser Wille zur völkischen Selbtverantwortung will, (…). Oc,  193. Es difícil la traducción; pero no se trata  simplemente de una voluntad nacional, sino de su esencia étnica  o völkisch.
16
 Casi un mes después, Heidegger se dirige como Rector al Decano en carta
 fechada el 13 de diciembre de 1933. Consta en el registro oficial con 
el número 12333. Esta carta está estrechamente relacionada con la 
conferencia de Leipzig y en este sentido: Heideger pide la ayuda 
económica del Decano -10000 RM-para una suscripción con la finalidad de 
llevar a cabo la publicación de la profesión de fe de los profesores al 
nacionalsocialismo; libro que recogería, como así fue, las diversas 
colaboraciones de los citados profesores en torno a la “manifestación de
 la ciencia alemana”. En esta carta-petición Heidegger se refiere al 
futuro documento con el término Denkschrift“Es bedarf 
Keines besonderen Hinweises, daB Nichtarier auf dem Unterschrifftenblatt
 nicht erscheinen solle.” (GA, 16, 217). En la manifestación de la 
ciencia alemana no caben los “no arios”. Por eso creemos que la 
traducción “nacionalista étnico” dado a la palabra nazi völkisch es la correcta. (GA,
 16, 216). Solicita, a su vez, que el dinero sea mandado a una cuenta 
del Stadtbankkonto de Dresde, 69517, perteneciente a las siglas 
>>NSLB-Sachsen, Schriften<<, es decir, Liga de profesores 
nacionalsocialistas de Dresde. La carta tiene una coda interesantísima 
que dice así: 

Martin Heidegger
Alocución a los trabajadores
Lunes 22 de enero 1934
 ¡Compatriotas alemanes! ¡Trabajadores alemanes!
 Como
 Rector de la Universidad, les deseo una bienvenida cordial en esta casa
 de estudios. Que esta bienvenida sea, desde ahora, el principio de un 
trabajo en común. Comenzamos enfrentándonos a lo que tiene de inaudito 
el hecho de que ustedes, trabajadores del programa de emergencia de la 
ciudad de Friburgo, se hayan reunido con nosotros en el más grande 
anfiteatro de la Universidad.
 ¿Que significa esto?
 Por
 amplias medidas, de un género nuevo, para crear trabajo la ciudad de 
Friburgo les ha permitido recobrar el trabajo y el pan. Se benefician de
 este modo de una situación ventajosa respecto de los desempleados de la
 ciudad. Pero esta ventaja conlleva, a la vez, una obligación. Su deber 
es concebir esta creación de trabajo, y tomar en cuenta el trabajo que 
se les ha dado, tal y como lo pide el Führer de
 nuestro nuevo Estado (wie das der Führer unseres neuen Staates 
verlangt). Crear trabajo, en efecto, no es solamente suprimir una 
situación emergente externa, no es solamente alejar una falta interna de
 valor, incluso de esperanza. Crear trabajo no es únicamente apartar lo 
que oprime -es, a la vez y propiamente hablando, ser constructivo, y 
levantar el nuevo futuro de nuestro pueblo.
 La creación de trabajo tiene primero que otorgar a los compatriotas sin trabajo y sin ingresos la capacidad de existir2
 en el seno del Estado y a la vista de él, y por eso mismo, a la vista 
del pueblo entero. El compatriota que encontró trabajo debe hacer la 
experiencia de que no está marginado, darse cuenta que tiene su lugar 
dentro del ordenamiento global del pueblo y entender que todo servicio, 
así como todo trabajo otorgado, tiene un valor que le es cada vez 
propio, no solamente intercambiable conmutativamente por otros trabajos o
 servicios. A partir de esta experiencia, no dejará, ante si mismo, de recobrar la justa dignidad y el justo equilibrio y, ante los otros compatriotas, recobrar su seguridad así como toda su determinación.
 He aquí la meta: hacerse fuerte para existir enteramente como compatriota en el seno de la comunidad del pueblo alemán.
 Pero para eso, es necesario:
 saber qué lugar ocupa uno como miembro de este pueblo, saber cómo este 
pueblo se articula y, dentro de esta articulación, cómo se renueva, 
saber lo que le pasa al pueblo alemán en este Estado del 
nacional-socialismo, saber en qué dura lucha esta nueva realidad fue 
conquistada y engendrada, saber a dónde ha conducido al ser humano la 
urbanización en Alemania , y cómo él debe ser llevado de nuevo a habitar
 la tierra del campo, saber lo que implica el hecho de que 18 millones 
de alemanes pertenezcan a este pueblo, pero no al Reich porque viven fuera de sus fronteras. 
 Cada trabajador, en nuestro pueblo, debe saber por qué y para qué está ahí donde se mantiene. Es solamente gracias a este saber
 vivo y siempre presente por lo que su vida va a poder enraizarse en el 
todo que forma este pueblo, y dentro del destino de este pueblo. Por eso es tan importante dar este saber a los desempleados como el de darles un trabajo. Es su derecho y, también, su deber, exigir este saber así como hacer lo necesario para adquirirlo5.
 Por
 lo tanto, he aquí que tenemos jóvenes camaradas de la Universidad que 
se muestran preparados para procurarles este saber. Heles aquí resueltos
 a proporcionarles ayuda, a fin de que este saber, en ustedes, se avive,
 se despliegue, se afirme -para ya no torcerse jamás. Están preparados 
no en tanto “habiendo hecho estudios” y viniendo de la clase de la 
“gente bien” –sino en tanto compatriotas que han tomado conciencia de su
 deber. 
 Están
 preparados no como “gente culta” frente a un estrato, llamémosle, 
inclusive, un “estrato inferior” de personas incultas -sino como 
camaradas. Están preparados para escuchar sus preguntas, sus 
necesidades, sus dificultades y sus dudas, para examinarlos junto con 
ustedes y, en un trabajo en común, a llevarlas a clarificarse, 
esclarecerse y concretarse en una solución. ¿Qué significa, entonces, el
 hecho de que ustedes estén aquí reunidos con nosotros en este 
anfiteatro de la Universidad?
 Este
 hecho viene a ser la señal de que una voluntad nueva, una voluntad 
común esta ahí, esta voluntad es la de crear un puente viviente entre el
 trabajador manual y el trabajador intelectual. La voluntad de tender hoy día este puente ya no es una intención condenada
 al fracaso. ¿Por qué? Porque, gracias al Estado del nacionalsocialismo,
 nuestra realidad alemana se ha convertido en otra: por lo que, y en 
consecuencia, todas las representaciones y todos los pensamientos que 
han sido concebidos hasta hoy también deben ser diferentes.
 Lo que atribuíamos hasta hoy a las palabras “saber” y “ciencia” tienen otro significado.
 Lo que pensábamos con las palabras “trabajador” y “trabajo” toman otro significado.
 “Ciencia”
 no es lo que distrae a una clase privilegiada, la de los burgueses, los
 cuales, inclusive, abusarían de esta posesión para utilizarla como 
medio de lucha para la explotación del pueblo trabajador. Al contrario, 
la ciencia no es otra cosa que el modo más riguroso, más responsable,
 de este saber que el pueblo alemán entero debe exigir y encontrar para 
existir en sentido propio en la historia y como Estado, si es que este 
pueblo quiere todavía salvaguardar su duración y su grandeza y, en el 
futuro, defenderlas. El saber de una ciencia de buena ley no se 
distingue en absoluto en su esencia del
 saber de los campesinos, del leñador, del albañil, del minero, del 
obrero. Porque saber significa: no estar perdido en el mundo en el que 
nos encontramos todos, tan bien en común como cada uno individualmente.
 Saber, significa: en el momento crítico de la decisión y en la manera de proceder, estar a la altura
 de la tarea que a cada uno nos es consignada. Verdadera tarea que puede
 ser tanto arar un campo, derribar un árbol, cavar una zanja, interrogar
 a la naturaleza en cuanto a sus leyes como hacer resurgir la historia 
en su poder como destino.
 Lo
 que es decisivo respecto al saber no es tanto la variedad y la cantidad
 de lo que sabemos, sino exclusivamente esto: ¿está el saber a la altura
 y ha sido sacado del origen? ¿Está orientado por nuestra esfera de existencia? Y
 nosotros mismos, en lo que hacemos y en nuestro comportamiento, ¿nos 
hacemos custodios de lo que sabemos? Nosotros no hacemos la diferencia 
entre “gente culta” y “gente inculta”. Y esto se debe no a que nosotros 
ya no hagamos diferencias, sino a que nuestra apreciación ya no se basa 
en esta diferencia. La diferencia, al contrario, la hacemos entre saber de buena ley  y apariencia de saber.
 El campesino y el obrero, cada uno a su manera y en su dominio, poseen 
un saber de buena ley, así como el sabio en su propio campo. Y, por otro
 lado, el sabio, a pesar de toda su erudición, puede moverse sólo en una
 apariencia de saber.
 Si
 se trata para ustedes de llegar a ser aquí personas que saben, esto no 
significa que se les va a servir restos y migajas de una vaga “cultura 
general”, una limosna, en cierto sentido, a título de reparación. En 
vosotros debe, más bien, despertarse el saber en virtud del cual podéis ser, cada uno en su categoría social y en su esfera de trabajo, clara y resolutivamente hombres alemanes.  
 Saber y posesión del saber,
 en el sentido en que el nacionalsocialismo entiende estas palabras, no 
separa en clases, sino que une a los compatriotas y funde las categorías
 sociales en la gran voluntad única del Estado.
 De
 la misma manera que las palabras “saber” y “ciencia”, las palabras 
“trabajador” y “trabajo” han visto transformado su significado y suenan a
 nuevo. El “trabajador” no es, como lo requería el marxismo, el puro y 
simple objeto de la explotación. La categoría de los trabajadores no 
forma la clase de desheredados, quienes se comprometen en una lucha de 
clases generalizada. Ahora bien, el trabajo no es tampoco únicamente la 
producción de bienes intercambiables con otro. El trabajo no es 
solamente la ocasión y el medio de ganar un salario..
 Lejos de ahí:
 “Trabajo”
 es, para nosotros, el nombre que se da a toda manera silenciosa de 
hacer y de emprender que comporta una regla y donde se encuentra 
comprometida la responsabilidad del individuo, del grupo y del Estado 
-de tal modo que está al servicio del pueblo.
 Trabajo no hay más que aquí  -pero hay trabajo en todas partes- 
 en donde la libre fuerza de decisión y el libre aguante del hombre se 
ponen en juego para que unas voluntades acaben imponiéndose y una tarea 
se cumpla. He ahí por qué todo trabajo, en tanto que trabajo, es bueno; algo que revela el pensamiento porque [el trabajo] descansa sobre el libre reino
 de un conocimiento que sabe de qué se trata, y sobre un entendimiento 
en buena y debida regla de lo que la tarea, fundado sobre un verdadero 
saber, requiere. El trabajo proporcionado por un peón no revela, en el 
fondo, menos inspiración que la que necesita un sabio. 
 Trabajador
 y trabajo, en el sentido que el nacional-socialismo entiende estas dos 
palabras, no separa en clases; al contrario, une y relaciona a los 
compatriotas y las categorías sociales dentro de la única gran voluntad 
del Estado.
 “Los
 trabajadores” y “los que conocen de manera sabia” no son polos 
antagónicos. Cada trabajador es, a su manera, alguien que sabe. Y es, 
solamente, en tanto que sabe por lo que él está en estado de trabajar. 
El animal no conoce la prerrogativa de trabajar; al contrario: todo ser 
emprende algo a sabiendas, todo ser que toma decisiones en función de 
una ciencia es un trabajador.
 Es
 por eso que, en vosotros como en nosotros, la voluntad de tender un 
puente viviente ya no puede quedarse en un deseo vacío y sin 
perspectivas de realización. Esta voluntad de perfeccionar la creación de trabajo por una equitativa creación de saber,
 esta voluntad debe ser para nosotros una certidumbre del todo íntima y 
una fe que nada en lo absoluto debilite. Porque en lo que esta voluntad 
quiere, no hacemos más que obedecer a la voluntad eminente de nuestros 
Guías (Führers). Formar
 parte de los que le consagran obediencia, ¿acaso no significa: querer 
inquebrantablemente y en cada instante que el pueblo alemán, como pueblo
 del trabajo, vuelva a encontrar su unidad concreta, su simple dignidad,
 su fuerza original, y que como Estado del trabajo se asegure su duración y su grandeza?
 Para el hombre de esta voluntad extraordinaria, para nuestro Führer Adolf Hitler, un triple <<Sieg-Heil!>>.
1 GA, 16, 232-237.
2 daseinsfähig; oc, 232.
Referencia 
Citar (c):
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "HEIDEGGER Y SLOTERDIJK: LA POLÍTICA COMO PLÁSTICA DEL SER, NACIONALSOCIALISMO PRIVADO Y CRÍTICA DEL IMAGINARIO FILOAGRARIO" En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 21 | Enero-Junio.2009 (I) pp. 381-393. http://www.ucm.es/info/nomadas/21/avrocca.pdf
 
VÁSQUEZ
ROCCA, Adolfo,  "EL
ARTISTA COMO DICTADOR SOCIAL Y EL POLÍTICO COMO ESCENÓGRAFO",
En Margen Cero, Madrid; Reproducido en Psikeba Revista de
Psicoanálisis y Estudios Culturales, UBA, Buenos Aires, 
2006
http://www.margencero.com/almiar/el-artista/
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Heidegger “el último cerebro de la era agraria”; Una aproximación desde Sloterdijk
ACADEMIA
HEIDEGGER; FILOSOFÍA Y ESCRITOS POLÍTICOS
- VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "HEIDEGGER Y SLOTERDIJK: LA POLÍTICA COMO PLÁSTICA DEL SER, NACIONALSOCIALISMO PRIVADO Y CRÍTICA DEL IMAGINARIO FILOAGRARIO" En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 21 | Enero-Junio.2009 (I) pp. 381-393. http://www.ucm.es/info/nomadas/21/avrocca.pdf
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 - VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "SLOTERDIJK Y HEIDEGGER: HUMANISMO, DESHUMANIZACIÓN Y POSTHUMANISMO EN EL PARQUE HUMANO", En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas - Universidad Complutense de Madrid, Nº 23 | Julio-Diciembre.2009 (I) pp. 303-317 http://www.ucm.es/info/nomadas/23/avrocca2.pdf
 - VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, "SLOTERDIJK Y HEIDEGGER: NORMAS PARA EL PARQUE ZOOLÓGICO-TEMÁTICO HUMANO, CULTURAS POST-HUMANÍSTICAS Y CAPITALISMO CÁRNICO CONTEMPORÁNEO", En “Redazione Rosebud” –Critica, Scrittura, Giornalismo– Anno III, DUBLIN, IRELAND, – mayo, 2013
http://rinabrundu.com/2013/05/05/sloterdijk-y-heidegger-normas-para-el-parque-zoologico-tematico-humano-culturas-post-humanisticas-y-capitalismo-carnico-contemporaneo/ 
VÁSQUEZ
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ARTISTA COMO DICTADOR SOCIAL Y EL POLÍTICO COMO ESCENÓGRAFO",
En Margen Cero, Madrid; Reproducido en Psikeba Revista de
Psicoanálisis y Estudios Culturales, UBA, Buenos Aires, 
2006
http://www.margencero.com/almiar/el-artista/
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